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Camilo Jiménez 16 abril

En la época porfiriana Guadalupe Ronquillo fue el presidente municipal de Ixcatlán. Guadalupe se vistió en el modo de los antiguos: una camisa blanca, larga y ancha, plegada,con dos bolsas grandes, pantalones igual de blanco, con botones en el tobillo, pantalones bolsudos, un sombrero antiguo. Guadalupe fue un presidente bueno quién no explotó a la gente. No fue rico. Reparó la iglesia y cada domingo les dio consejos afuera de los portales de la iglesia. Un hombre “buen indio.”

Un día Guadalupe decidió irse a México para resolver con Don Porfirio algunos problemas de su pueblo. Salió a pie de Ixcatlán, caminó hasta Huautla, y de Huautla hasta Teotitlán y de allíhasta México, acompañado por muchos de sus hombres de Ixcatlán, llevando tortillas, etc. Llegó a México con su gente y mandó a ver a don Porfirio. De todos los indios el fue el único que logró entrar en las oficinas de don Porfirio. Cuando entró en el cuarto, don Porfirio le pidió a sentarse. El se sentó tranquilamente, pero en un momento estuvo con las patas arriba (el asiento fue uno de esos con resortes en la espalda). Pobre Guadalupe se asustó fuera de sí. “¡No te espantes!” le dijo don Porfirio.

Anteriormente la gente viajó por lancha hasta Papaloápan, pero cuando el río estuvo corriendo recio ni una lancha se desambarcaba.

Amador Servín 15 abril

Ixcatlán hace mucho tiempo fue situado cerca del Cerro Quemado, pero bajaron los águilas y los llevaron los niños. Entonces la gente tuvo que salir de la tierra alta.